24-11-07

Testimonio (o mi primer y último discurso como alumno)

Rodrigo (Caracol) me pidió (dijo) que hiciera un testimonio sobre mi curso, y de paso mi estadía en el colegio como ingrediente de aquel combinado. ¿Quién le habrá mentido sobre mis deficientes cualidades literarias? En fin, este es mi mejor intento.

Muchos de los que conozco dirán “13 años”, otros hablarán de sus “4 años”, para el resto simplemente este período varía, pero para mí va más allá de cuánto tiempo estuviste, sino de cómo viviste estos años y qué cosas aprendiste en este lapso.

Personalmente, mi paso por el San Luis empieza el 2004 como un grupo de algo más de 30 personas que pasó por diversas jefaturas, quizá porque éramos duros de domar. A esas alturas no tenía mucha fe en el curso, a decir verdad. Hasta que en segundo medio me tocó optar por un camino de compromiso con mi vida espiritual, la CVX.

Sería muy malagradecido no hablar de la CVX, porque prácticamente me lo dio todo: confianza en mí mismo, lazos de hermandad, espíritu de superación y la noción de servir. Esto último me marcó los últimos 2 años de mi vida, definió de cierta manera mi vocación y también me enseñó que en el servicio se recibe la mejor recompensa.

Las diversas experiencias brindadas por el colegio (Trabajos de verano y de Fábrica, Ejercicios Espirituales, Encuentros con Cristo, Aniversario) también me sirvieron para relacionarme más con mi curso y con buena parte de la generación. Así comencé a encontrar a mis verdaderos amigos, personas que de verdad se ganaron mi respeto y no los olvidaré fácilmente.

¿Cómo me voy? Feliz (nunca pensé decirlo). Contento por todas las cosas que aprendí, por las personas que pude conocer y por el valor que ellas me reflejaron. Por demostrarme el verdadero valor de la amistad, que puede perdurar en el tiempo; también el respeto y el afecto que puedes tomarle a personas que te han marcado la vida y que te hacen sentir querido.

Sé que el colegio no quiere que me vaya con pena, pero cómo no voy a extrañar a lo que fue mi segunda familia, a mis hermanos. A todas las clases que compartimos, al desenvolvimiento cuando el profesor no estaba, las victorias, las lágrimas, el sudor y el esfuerzo con el que conseguíamos nuestras metas. Jamás olvidaré que juntos somos invencibles, amigos.

Gracias.

1 coéforas hipertélicas:

Anónimo dijo...

wn!!!!!!

es que me encanta como escribi
i por eso te tengo cierto dejo de envidia
pero de la sana ;)

tkm Otedy =)