Feliz Navidad

Hoy, estamos a vísperas de... ¿qué? Navidad. Correcto. ¿Qué celebramos?

Bueno, esa era una introducción bastante pobre. La verdad es que me gustaría hablar de Jesús, en esta "fecha tan especial".

Veamos. Jesús nació pobre, en un pesebre, en medio de la miseria. No sabemos mucho de su infancia, sólo que hubo una ocasión en que se creyó el cuento frente a unos sabios en un templo.

Después nos encontramos con un tipo de pelo largo y barba descuidada, que iba de pueblo en pueblo, de casa en casa, promocionando un producto que se hacía llamar "El Reino de Dios", con sus muestras gratis, llamadas "milagros". Muchos le compraron. Otros no tanto, los que le pusieron el pedazo de demanda por publicidad engañosa. Fue a tribunales, la justicia lo culpó por algo que hizo, pero que en realidad no molestaba a nadie. Como sea, la justicia es ciega.

Lo raro, es que, a pesar de que habían cárceles, prefirieron golpearlo, torturarlo, insultarlo, etc. Lo crucificaron, en ese tiempo era la muerte que te crucificaran, literalmente. ¿Y qué paso a los tres días? Jesús sacó un nuevo producto, un producto que hasta el día de hoy recordamos como los "huevitos de Pascua".

Hoy, dicen que vive entre nosotros, en cada sucursal alrededor del mundo, las llamadas Iglesias y el monopolio del Vaticano (en un momento dije que Jesús era pobre, ¿cierto?). Van dos milenios ya que dicen que vuelve, dicen. Pero ya todos estamos muy ocupados como para seguir creyendo en las promesas.

Después de la breve biografía (basta que vean La Pasión... y una que otra película de las que dan en Semana Santa para que estén de acuerdo conmigo), me pregunto, ¿habían pinos o renos en Nazaret? ¿En qué momento aparece un viejo gordo y flojo que trae regalos? De seguro se comió a los Reyes Magos. Sólo puedo alcanzar a palabras como capitalismo, consumismo, ansiedad, deudas, etc. Lo único bueno de esto es que por lo menos a Jesús no lo meten en el cuento del capitalismo después de "muerto" (pregúntenle al Che Guevara, qué irónico). Lo han sabido disfrazar bastante bien.

Me deprime esta situación. En mi caso, tengo un complejo con los regalos. Mientras más viejo me pongo, menos regalos me llegan (y menor es mi necesidad de los mismos). Aunque no sé, siempre ha sido así. Hemos asociado bastante mal el concepto de felicidad.

Para terminar, anoche mis papás, en medio de tanta desesperación por comprar regalos, me preguntaron: “y tú, ¿qué quieres para navidad?”. Les dije que no tenía necesidad de regalos y que aún regalándome nada, sería feliz.

Y es que casi quebraron en llanto al oír mi respuesta.

PD: El hecho de que haya escrito esto no significa que no crea en Dios.